El ruego pertinaz de nuestras preces
coronó su tezón en la primicia
del brote de la gema y la delicia
en sueños concebida tantas veces.
Te tiembla la mirada y te estremeces
en la luz y el color donde se inicia
un reflejo del cielo que acaricia
el mimbre del moisés donde te meces.
Se rinde mi aspereza a tu tersura,
mi mirar a tus ojos, mar y luna,
fascinación en cada parpadeo
donde desaparece mi cordura;
de mi voz se desprende hacia la cuna
más que canto un extraño balbuceo.
Saturday, March 13, 2010
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